Castillo cruel y terrible al que acude Lanzarote en Perlesvaus. Está situado al principio de un bosque; la entrada es grande y las fortificaciones exteriores recias. En la puerta de entrada hay quince cabezas colgadas, que corresponden a los caballeros que intentaron extraer una lanza de una columna que hay en medio de la sala, prueba que debían superar para obtener a la hija del señor del castillo, a la que tienen que pedir en matrimonio todos los caballeros que allí se hospedan. Cuando Lanzarote llega cerca del castillo, un caballero le cuenta que se dice que el caballero que consiga sacar la lanza deberá ser uno de los que estuvieron junto al Grial. Lanzarote consigue sacarla, pero una doncella le acusa de haber matado al hermano del señor del castillo, con lo cual éste le impedirá que salga del recinto. La doncella, profundamente enamorada de Lanzarote, le ayudará a salir por una cisterna en la que hay un león y dos serpientes, con cara humana, pico de pájaro, ojos de lechuza, dientes de perro, orejas de asno, garras de león y cola de serpiente; semejantes monstruos se llaman grifos, y por ellos recibe el castillo este nombre. Superados los obstáculos, Lanzarote llegará a un vergel en el que abandonará a su desesperación a la doncella, puesto que el dolor que padece Lanzarote por la muerte de la reina Ginebra le impide aceptar el amor que la joven le ofrece.