Lugar maldito que sirve de sepultura a los traidores del reino de Mentón. Es un lago maravilloso cuyas aguas hierven al recibir las cenizas del traidor Nasón, a la vez que se levantan vientos y se oyen voces procedentes de sus profundidades. Sobre el agua se dan batallas fantásticas, y combates maravillosos arrasan sus orillas. A veces, una dama sale del agua en el centro del lago, amansa las tempestades y engaña a la gente que se reúne allí a contemplar estos hechos extraordinarios. Víctima de uno de estos engaños fue el Caballero Atrevido —según se cuenta—, que cautivado por la dama del lago entró tras ella en el agua. La dama lo hizo señor de la rica ciudad sumergida, pero le prohibió que hablara con nadie. En la ciudad de las aguas, todos los seres vivos crecen y se multiplican con enorme rapidez, de modo que al cabo de siete días el caballero fue padre de un niño —Alberto Diablo—, que siete días más tarde parecía un adulto. Al transgredir la prohibición, la dama —«señora de la traición» y aspecto de diablo— expulsó al caballero y a su hijo, que ascendieron por un torbellino hasta ser arrojados fuera de las aguas, momento en que se produjo un terremoto.