Castillo de Brandís de las Islas, altivo y hermoso, asentado sobre una gran roca escarpada. Después de la Aventura del Vado, Lanzarote —llamado aún el Caballero Blanco o de las armas blancas— se marcha y encuentra en el camino a una doncella que le cuenta cómo en un castillo cercano mueren todos los caballeros que pretenden entrar, motivo por el que es llamado de la Dolorosa Guardia. A un lado del castillo corre el río Humber y por el otro un gran río que nace de más de cuarenta fuentes, que están junto a la torre. Los caballeros no podían resistir el combate que se les presentaba: en el castillo había dos murallas y en cada una había una puerta. En cada puerta había que combatir con diez caballeros que se renovaban constantemente cuando eran vencidos o se cansaban. Sobre la puerta de la segunda muralla había también un caballero de bronce grande y corpulento, montado a caballo y completamente armado, que sujetaba con las manos un hacha y que se mantenía allí por encantamiento. Apenas el caballero que debía conquistar el castillo pasara por allí y tuviera la estatua a la vista, ésta caería al suelo y desaparecerían los encantamientos del lugar. Lanzarote se dirige hacia el castillo y en él una doncella le advierte que es en este lugar donde sabrá su nombre y el de sus padres. Tras vencer a los diez caballeros y ver cómo huye el señor del castillo contra el que debía combatir a continuación, Lanzarote es llevado a un cementerio que se encuentra fuera de la muralla, en el que hay una lápida trabajada en oro y piedras preciosas en la que está escrito que quien la levante será el conquistador del Doloroso Castillo. Lanzarote la levanta y ve su nombre y el de su padre. Tras conocer así su identidad, Lanzarote permanece en el castillo, que a partir de este momento recibe el nombre de Castillo de la Alegre Guardia.