Cementerio Peligroso
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Lugar que da nombre a una narración del siglo XIII, y en la que el protagonista, Galván, libra un combate con un diablo del que sale vencedor
Lugar que da nombre a una narración del siglo XIII, y en la que el protagonista, Galván, libra un combate con un diablo del que sale vencedor. El protagonista cabalga, en los primeros versos de la novela, en pos del caballero que se ha llevado de la corte a una doncella a la que Galván había tomado bajo su protección. Al anochecer, el perseguido llega a un castillo donde le albergarán, cerrando no obstante las puertas antes de que Galván consiga entrar. Cuando éste llama al portero para que le abra, le responden que las puertas del castillo se cierran cuando se pone el sol y no vuelven a abrirse hasta que amanece. Ante la evidencia de que no existe en el entorno próximo ninguna otra posibilidad de albergue, se dirige a una capilla alta, con un cementerio rodeado por un muro, para pasar la noche. Estando Galván sentado encima de una tumba, aparece un doncel que le cree el mismo diablo y se encomienda a Dios. Cuando el doncel se ha tranquilizado, le cuenta la historia del cementerio, informándole de que se llama Cementerio Peligroso. El motivo de este nombre reside en la creencia de que cada noche acuden allí uno o más diablos a hospedarse, de forma que cualquier hombre que ha pasado la noche en él, ha muerto. A pesar de estas advertencias y del ofrecimiento del joven para que salte el foso con una cuerda, Galván decide permanecer allí con su caballo. La tumba en la que está sentado el protagonista —de mármol gris, situada entre el muro y la balaustrada— no tardó en abrirse. En el interior yace una doncella que, tras asegurar al caballero que no es un ser diabólico, le cuenta cómo su madrastra, con encantamientos, la hizo enloquecer y venderse posteriormente al diablo, que prometía curarle de su locura. A cambio de su curación, la doncella debe permanecer en el Cementerio y satisfacer los deseos del demonio todas las noches. La doncella advierte a Galván que en cuanto llegue su amante deberá combatir con él y le aconseja que durante el combate mire la cruz que está situada en un extremo para recobrar las fuerzas cuando le falten. Galván se arma y al poco rato aparece el diablo insultando a la doncella. El combate se desarrolla tal como la doncella ha previsto, Galván vence y le corta la cabeza. Liberada la doncella, Galván se desarma y pasa la noche junto a la capilla. Perlesvaus ofrece también el motivo del Cementerio Peligroso. Para salvar a su familia, Dandrane, la hermana de Perlesvaus, parte en busca de su hermano y del Buen Caballero, ignorando que se trata del mismo personaje. Lo encuentra y él le otorga su ayuda sin revelar su identidad. La muchacha le explica entonces que va sola a la capilla del Cementerio Peligroso para buscar el Santo Sudario, aceptando de este modo la parte que le corresponde en la salvación de su linaje. Dandrane deberá pasar allí la noche en completa soledad. El cementerio tiene una gran cruz en la entrada, ha sido bendecido por San Andrés, y acoge los cuerpos de los caballeros muertos en el bosque, siempre que hayan sido bautizados y que se hayan arrepentido de sus pecados antes de morir. La capilla está iluminada de forma extraordinaria y adornada con una imagen de Nuestra Señora; en el altar se encuentra el Santo Sudario. En el cementerio tiene lugar el combate de los caballeros negros, figuras demoníacas, y en la capilla la doncella encuentra el Sudario flotando por los aires encima del altar. A medianoche una voz le anuncia que acontecerá una gran desgracia al linaje de los guardianes del Grial y que solamente su hermano podrá socorrerles. En este caso, no habrá combate armado, porque la heroína es una mujer. Pero Dandrane luchará con los recursos que Dios le proporciona: besando la cruz, rezando y santiguándose ante los caballeros negros, a los que finalmente derrota.
AP, Perl.
fr.
Aitre Perilleus, Atre Perellox, Atre Perilleus
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