Caballero de la corte de Arturo al que se suele aludir como «el Loco» o «el Cobarde». Era natural de Carlión. Según el autor de Guiron, Daguenet había sido uno de los caballeros más sabios, valerosos y estimados del reino de Logres. Junto con su inseparable compañero y amigo, Helior de la Espina, había participado en un torneo, convocado por el señor del «Castillo Aparente», con el fin de encontrar marido para su hija. Daguenet había obtenido, en aquella ocasión, la mano de la doncella, pero Helior la amaba también y, tras los desposorios de su amigo, se llevó consigo a la esposa a Cornualles. Daguenet, tras pasar dos meses buscando a su mujer día y noche, había perdido la salud y se había vuelto loco. Daguenet se dedica a recorrer los bosques y espacios abiertos, víctima de violentos accesos de furia, que le empujan a atacar a todo aquel que se cruza en su camino. En una de sus correrías, encuentra a Helior y lo mata. Tiene gran afecto por Arturo y, aun en su locura, continúa frecuentando la corte. En el Lancelot en prosa, sus extravagancias hacen de él un personaje casi bufonesco, objeto de las burlas de los demás caballeros, además de convertirlo en un cobarde presuntuoso: apresa a Lanzarote en un momento en que éste está pensativo, acordándose de la reina Ginebra, sin ninguna intención de combatir. Daguenet lo llevará a la corte y se jactará de haberlo derrotado en combate singular. Daguenet es también un servidor inútil, pues se encarga de administrar la casa del rey de forma calamitosa durante el episodio de la Falsa Ginebra (en las Prophéties Merlin).