Hijo menor de José de Arimatea y de su mujer Elyap; hermano de Josefés. Nacido en el Castillo de Galefort. Rey de Hoselice, que después se llamará Gales en su honor. Casado con la hija del rey de las Islas Lejanas; padre de Lienor, directo antepasado de Urién e Yvaín. Funda la abadía del Santo Cementerio, en el reino de Baudemagus, a instancias de Symeu, cuya tumba había encontrado, descubriendo el cadáver que yacía en medio de llamas. Galaad se hace enterrar en el mismo lugar: la losa de su tumba tenía unas letras que decían que el que la levantara sacaría a todos los prisioneros del Reino sin Retorno. Su cuerpo yacía con las armas tan brillantes como cuando las hicieron; la espada, desenvainada, parecía tener sangre fresca; el escudo era de oro con una cruz roja. El olor que salía de dentro era agradable y suave, como pudo comprobar Lanzarote al abrirla. Después de que Lanzarote levantara la losa, los restos del caballero fueron llevados a enterrar a Gales. En honor de este personaje, Lanzarote recibe, como nombre de bautismo, el de Galaad. Del mismo modo que Josefés es el hijo soltero de José de Arimatea, entregado a la religión, guardián del Grial, Galaad parece tener encomendada la perpetuación del linaje escogido, del que surgirán los caballeros más destacados del mundo artúrico.