Hija bastarda del rey Leodagán de Carmelida, fruto de sus relaciones adúlteras con la esposa de Cleodalís, su senescal. Es, por tanto, medio hermana de la reina Ginebra. Según la Continuación de Merlin (Vulgata), ambas fueron concebidas la misma noche, nacieron el mismo día y se criaron juntas. Su parecido físico es tan extraordinario, que es imposible distinguirlas, a no ser por una pequeña marca de nacimiento en forma de corona que tiene Ginebra, la reina, y de la cual carece su hermanastra. La Falsa Ginebra es malvada y envidiosa e intenta aprovecharse siempre que puede de su parecido físico con la esposa de Arturo para perjudicarla. Cuando el rey Arturo se casó con Ginebra, la hermanastra de ésta tenía preparada una traición: pretendía secuestrar a la recién desposada y matarla, para ponerse ella en su lugar, como esposa de Arturo. Sin embargo no pudo consumar su plan, porque fue descubierta. Para evitar morir, huyó y permaneció en el exilio, hasta que Bertholai el Viejo, que deseaba vengarse de Arturo por una antigua afrenta, la ayudó a volver y a trazar otro plan para suplantar a la reina. Así, la Falsa Ginebra envía a una de sus doncellas a la corte de Arturo, con unas cartas donde se acusa a la reina de ser una impostora y de haberla suplantado la noche de bodas. Arturo y sus barones deciden celebrar un juicio para dictaminar a cuál de las dos asiste el derecho. Pero el juicio es un riesgo para la Falsa y, por tanto, se adelanta a los acontecimientos secuestrando a Arturo, que, a partir de ese momento, permanecerá algún tiempo en Carmelida como su prisionero. Mientras dura esta situación, la Falsa Ginebra se acuesta con el rey todas las noches y logra enamorarlo hasta el punto de que éste, ciego de pasión, repudia públicamente a su esposa y hace a Ginebra la Falsa su mujer. Durante dos años, la verdadera Ginebra permanece en el exilio, mientras que la hermana bastarda ocupa su lugar junto a Arturo, al que tiene completamente dominado a base de pócimas mágicas. Finalmente, Ginebra la Falsa contrae una horrible enfermedad, castigo divino, que paraliza su cuerpo y hace que se vaya pudriendo lentamente; se trata de la misma enfermedad que acaba también con Bertholai. En el lecho de muerte confiesan ambos su traición y, así, la auténtica reina Ginebra puede regresar junto a Arturo.