Reino de Baudemagus y conocido en el Lancelot de Chrétien de Troyes como «la tierra de la que nadie regresa». La novela se inicia con el rapto de Ginebra, fechoría realizada por Meleagant que la lleva rápidamente al reino de su padre Baudemagus. La persecución del raptor, tanto por parte de Lanzarote como de Galván, implicará superar una serie de dificultades en el camino (vados, puentes, pasos...), algunos de los cuales se encuentran ya en el interior de Gorre, según parece desprenderse del texto. Será, pues, en Gorre donde esté encerrada Ginebra, donde Lanzarote la verá, donde combatirá con el raptor. En Gorre también fracasará Galván, que deberá ser rescatado, a punto de ahogarse, en el Puente Sumergido. En el Lanzarote en prosa, Gorre, tierra también del rey Baudemagus, limita con Norgales y está cerrada por una parte por un profundo río y por pantanos. Por la parte del reino de Gales, la limita el río Tember, ancho, profundo y fangoso. En esta obra se cuenta que ningún caballero de la corte del rey Arturo que entre en Gorre puede salir, hasta que llegue Lanzarote a rescatar a la reina frente a su raptor, y citando aquí el «auténtico» Cuento de la Carreta. Según el texto, se trata de una costumbre instaurada cuando Uterpandragón combatió con el rey Urién, tío de Baudemagus. Mientras duraba la guerra, Urién fue a confesarse al Papa en secreto, pero fue reconocido, apresado y llevado a presencia de Uterpandragón, que le hizo encarcelar, Urién no quiso entregarle su tierra ni ante la posibilidad de la horca, pero su sobrino Baudemagus la entregó para salvarle. Cuando Uterpandragón obtuvo esta tierra la arrasó hasta que quedó poquísima gente. Cuando Urién la reconquistó hizo coronar a su sobrino y le donó Gorre, para ingresar a continuación en una ermita. Baudemagus decidió que repoblaría su tierra con aquellos que la habían destruido: los hombres de Uterpandragón. Todo aquel que llegaba a Gorre desde Bretaña era apresado y obligado a jurar que nunca volvería a salir hasta que algún caballero conquistara por méritos propios las torres que había colocado en dos puentes. Cuando la tierra estuvo repoblada, Baudemagus ordenó destruir estos dos puentes y construir otros dos, absolutamente extraordinarios. Más adelante, Meleagant aparece en la corte de Arturo desafiando a Lanzarote. Al no encontrarle, anuncia en la corte que en Gorre están presos muchos caballeros, damas y doncellas de Arturo. Para liberarlos, propone un trato: el rey debe confiar la reina a algún caballero, él la llevará hasta el bosque y si el caballero en cuestión puede arrebatársela, liberará a todos los prisioneros y se convertirá, junto con su padre, en vasallo de Arturo. El rey admite que deberá reparar esta situación, pero no acepta hacerlo mediante la reina, ya que no ha sido por ella, dice el rey, por la que han sido hechos los prisioneros de Gorre. Pero Keu consigue con artimañas que el rey le otorgue la reina para llevarla tras Meleagant. Cuando Keu y Meleagant se dirigen a una landa para combatir, acompañados por la reina, se encuentran con Lanzarote armado que custodia el camino, pero que no participa en el hecho de armas. En el combate Keu es vencido y Meleagant se lleva a la reina a pesar de los esfuerzos de Lanzarote para evitarlo junto con cien hombres suyos que le esperaban. En su camino hacia Gorre para rescatar a la reina, Lanzarote levantará la losa del Santo Cementerio, losa que sólo puede levantar el caballero que liberará a los prisioneros de Gorre. El reino de Gorre ha sido identificado por Brugger como Strathmore en Escocia; Bruce propone una identificación con la península de Gower en el sudeste de Gales, y Lot la considera equivalente a la Isla de Cristal.