Caballero felón, mezquino y traidor, sobrino del rey Aguisent de Escocia, que odia mortalmente a Raguidel el Orgulloso. Guengasoaín es un caballero fuera de lo común, prácticamente invencible, no por su valor o su fuerza, sino porque posee unas armas mágicas que le fueron entregadas por el hada Lingrenote, al investirlo ésta caballero, después de la estancia de Guengasoaín con el hada en el Castillo sin Nombre, situado en la Isla Flotante. Las armas corrientes de los otros caballeros no pueden, pues, dañarlo, y para las suyas, el más duro de los escudos es blando y el más resistente de los yelmos es frágil como el cristal. Guengasoaín combate con Raguidel y le hunde en el cuerpo la lanza, que se quiebra en el pecho del vencido. Más tarde, en la corte de Arturo, sólo Galván conseguirá arrancar el trozo de lanza del cadáver de Raguidel, lo cual le señalará como el caballero que ha de ejecutar la venganza. Guengasoaín sólo podrá ser vencido, efectivamente, por Galván, con ese pedazo de su propia lanza. En la Venganza de Raguidel también interviene un joven caballero llamado Yder, que odia a Guengasoaín a causa de la hija de éste, Trevilonete. Trevilonete es la única hija del felón caballero; toda la tierra que posee su padre proviene, de hecho, de la madre de Trevilonete, de modo que si su hija se casa, Guengasoaín tendrá que repartir la tierra con su yerno. Yder, que ama a Trevilonete, intenta obtener su mano, pero Guengasoaín no está dispuesto a dársela. Ha jurado que, mientras él viva, nadie desposará a su hija, y si algún caballero consigue matarle, éste será el que tenga derecho a casarse con ella. De hecho, Yder y Galván, juntos, constituyen una gran amenaza para Guengasoaín; por eso, el temible caballero ha amaestrado a un oso salvaje y peligroso, para que le ayude en sus combates. Galván, que al salir de la corte de Arturo ha olvidado el trozo de lanza (única arma con la que puede vencer a Guengasoaín), tiene ocasión de comprobar, en su primer combate con éste, la famosa imbatibilidad del caballero de las armas mágicas, resultando gravemente herido en el enfrentamiento. Finalmente, Yder mata al oso y luego, con Galván, atacan a Guengasoaín que, para ganar tiempo, pide llevar a cabo un combate singular con Galván, ambos con armas normales. Como resultado de este segundo combate, Guengasoaín es vencido, de forma que se consuma la venganza de Raguidel.