Personaje relacionado siempre con el Otro Mundo. Por una parte, es el señor de la Isla de Avalón; por otra, las mujeres a las que ama, en los diferentes textos, suelen ser hadas. Es, por ejemplo, el amante de Morgana, y también, según Primera Continuación, del hada Brangepart, con la que tiene un hijo llamado Brangenor, que morirá violentamente a manos del Caballero Pequeño (véase Raguidel). No suele tener una presencia muy destacada en las novelas artúricas. Se le menciona entre los asistentes a la boda de Erec y Enide, tanto en Erec et Enide como en Erec (en prosa). Asimismo, está presente en el torneo de Vandelón, junto con su hermano Greslemuet, en Bel Inconnu. Sin embargo, en el Lai de Guingamor, que no es artúrico, se convierte en protagonista. Guingamor aparece en este relato como un sobrino del rey de Bretaña, cuyo nombre no se menciona. La reina, esposa de su tío, se enamora de él y se le ofrece como amante, pero Guingamor la rechaza, y ella, temiendo que pueda acusarla ante su marido, lo desafía para que salga a cazar un jabalí blanco, segura de que no volverá jamás, como, de hecho, no ha vuelto ninguno de los caballeros que anteriormente emprendieron esa aventura. Guingamor sale a perseguir el jabalí y se encuentra en el bosque con una doncella, un hada, que se está bañando completamente desnuda en una fuente. Se enamora de ella y la sigue a su castillo, donde ella se le entrega como amante. Allí permanece durante tres días, aparentemente, pero, en realidad, han transcurrido trescientos años, y cuando Guingamor vuelve a su tierra, descubre que su tío y todas sus mesnadas han muerto y los castillos y ciudades que él conoció han desaparecido. Contraviniendo las recomendaciones del hada, que le había prohibido que comiera nada por mucha hambre que tuviera, toma unas manzanas de un árbol y se alimenta con ellas. De inmediato, envejece y pierde toda su fuerza. Unas doncellas vienen a buscarlo y se lo llevan al Otro Mundo.