Rey enano de los irlandeses, cuya aparición más destacada tiene lugar en Erec et Enide. Después de escapar de Galoaín y sus hombres, Erec y Enide se encuentran con Guivret. Ambos caballeros combaten y, tras una larga lucha, Guivret reconoce la superioridad de su contrincante y se rinde. Cuando descubre la identidad de quien le ha vencido, se declara disponible para todo lo que Erec pueda necesitar de él y a partir de ese momento se convertirá en su más leal amigo. Así, Guivret acoge en su casa a la pareja, y sus hermanas se encargan de curar las múltiples heridas de Erec. Cuando ya está restablecido, el caballero de Arturo decide marcharse a buscar al rey y Guivret se ofrece a acompañarlo. Parten los tres. Enide monta un caballo de color rubio que Guivret le ha regalado. Cuando se acercan al castillo de Brandigán, Guivret advierte a Erec de sus peligros. Finalmente llegan ante Arturo, que los recibe con gran alegría. En Bel Inconnu, Guivret, al que se alude de nuevo como señor de los irlandeses, está presente en el torneo de Valendón, y con su oportuna intervención evita que Guiglaín sea apresado por Cadoc. En las novelas en prosa se le sigue relacionando con Irlanda. Se dice, por ejemplo, que es pariente de Morholt. Su relación amistosa con Erec surge, en Erec (en prosa), de la misma manera que surgió en Erec et Enide. Parece claro que Guivret es uno de los personajes de origen céltico que penetran en la literatura artúrica. Sin embargo, aunque el personaje como tal es seguramente de procedencia galesa, su nombre deriva, probablemente, de una raíz bretona. En Gereint, p.e., el autor muestra conocer al personaje, pero deja patente su extrañeza ante el hombre, ya que comenta que los Cimrios le llaman «El Pequeño Rey» y, sin embargo, en Francia se le llama «Gwiffret Petit». Guivret pertenece al tipo de enano bueno y hermoso que aparece en la literatura artúrica. Su contrario es el tipo del enano extraordinariamente feo y mezquino. Estos dos tipos responden a tradiciones diferentes. Guivret, concretamente, ofrece claros paralelismos con otros enanos, como el «Pequeño Caballero» de Wauchier, el Auberon del cantar de gesta Huon de Bordeaux, Billis, rey de los enanos, que aparece también en Erec et Enide, o Pelles, rey al que asimismo se califica, en ocasiones, como de poca estatura. Todos estos enanos son ante todo hospitalarios, y por lo general tienen asociados ciertos personajes femeninos (hermanas, hijas, etc.) que se destacan por sus poderes curativos (cf. las hermanas de Guivret). Según Loomis (Arth. Trad., pp. 139-45), estos enanos de la literatura artúrica descenderían, en última instancia, del mítico Beli de la tradición galesa, rey de Bretaña, al que se dio el título de Mawr «El Grande» (de Beli —» fr. Bilis y Pelles). También a partir de Beli Mawr, se derivarían Belinor y Pelinor. En general, todos estos enanos tienen una vinculación más o menos evidente con el Otro Mundo.