Como consecuencia de un nuevo engaño de Brisane, Lanzarote vuelve a acostarse con la hija de Pelés, esta vez en Camelot; la reina, que esperaba a Lanzarote, se da cuenta de que éste está con otra mujer, y lo expulsa de su presencia para siempre. Lanzarote se marcha, va errante por bosques y campos, y enloquece al fin por el dolor y la distancia; en su vagar, llega a Corbenic, donde la hija del rey Pelés lo reconoce y lo lleva a curar al Palacio de las Aventuras, y allí el Grial surte una vez más sus efectos taumatúrgicos; pero Lanzarote no quiere saber nada del mundo de la corte, pues la reina Ginebra lo ha alejado para siempre; busca un refugio seguro, al margen de los caballeros, y se retira a él —es la Isla de la Alegría— con la hija del rey Pelés y un séquito de veinte doncellas. Las jóvenes cantan y bailan todos los días alrededor del escudo de Lanzarote, que está colgado en un árbol (un pino verde), y por estas muestras de júbilo la isla recibe el nombre de Isla de la Alegría. A pesar de sus esfuerzos para ocultar su paradero, Lanzarote es descubierto por Perceval y Héctor, que durante mucho tiempo han estado buscándolo para decirle que la reina se había arrepentido en su cólera y que deseaba verlo de nuevo... El caballero acudirá una vez más a la llamada de la reina, y con su marcha, la Isla de la Alegría se llamará Isla Seca del Pino Verde. Mientras tanto, Galaz —el hijo de Lanzarote y de la hija del rey Pelés— ya ha cumplido quince años y está en edad de ser armado caballero.