Doncella de Laudine. En agradecimiento por un favor que le hizo Yvaín, Lunete salva la vida al caballero cuando éste queda atrapado en la trampa que protege la entrada del castillo del defensor de la fuente, al que Yvaín persigue. La doncella le entrega un anillo que tiene el poder de hacerlo invisible y así Yvaín consigue zafarse del ataque en masa de los caballeros del castillo, que están deseosos de vengar la muerte de su señor. Camuflado de este modo, Yvaín asiste a los funerales de su enemigo y ve por primera vez a Laudine, la viuda. Inmediatamente, se siente enamorado de ella. Será Lunete la que consiga convencer a su señora para que acepte por esposo al matador de su primer marido, haciéndole ver que no puede estar sola, que necesita a un hombre que defienda la fuente y que quien mejor puede hacerlo es justamente el caballero que consiguió vencer al anterior defensor. Después de la boda, sin embargo, Yvaín se marcha con sus compañeros de la Mesa Redonda e incumple su promesa de volver junto a su esposa al cabo de un año. La incomparecencia de Yvaín hace que la furia de Laudine se desate y es Lunete quien sufre las consecuencias, ya que, por haber favorecido la causa de Yvaín ante su señora, se hace acreedora del odio de ésta. Laudine la condena a morir quemada por traición, pero Yvaín llegará justo a tiempo y la rescatará de las llamas. Posteriormente, Lunete consigue, mediante engaños, que Laudine se reconcilie con Yvaín. Lunete encarna el tipo femenino de la confidente astuta, intermediaria entre el héroe y la mujer que éste ama. Por ciertos atributos del personaje, entre ellos su nombre, su juventud y virginidad, sus poderes mágicos sugeridos a través del anillo que entrega a Yvaín, etc., M. Stanesco considera que Lunete puede ser entendida como una transformación de Diana, divinidad lunar. Para más datos sobre este aspecto, véase el artículo citado en la Bibliografía.