Hijo de Symeu, el sobrino de José de Arimatea, Moisés intenta embarcarse con su padre en la nave que conduce milagrosamente a José y a sus fieles a Bretaña, pero ambos caen al agua y deben regresar a nado a la costa, aunque consiguen llegar al fin a Bretaña con el cortejo de Nascién. Allí Moisés desoye la advertencia de Josefés y osa ocupar el asiento vacío de la Mesa del Grial, con el resultado de que el suelo se abre a sus pies y lo engulle o apareciendo unas manos de fuego que se lo llevan a la sala peligrosa del bosque de Darnantes, donde recibirá continuo suplicio entre llamas hasta su anunciada liberación por Galaz al cabo de varias generaciones. Las plegarias de Josefés consiguen que la lluvia atenúe el sufrimiento del pecador hasta la llegada de su salvador.