Señor de la Torre Roja. Sobrino de Espinogre. Durante el asedio al castillo de Quingragrent, perteneciente a Goon Desert, hermano del Rey Pescador, el ejército de Espinogre sufre un gran revés y pierde la mayor parte de sus hombres en la batalla. El propio Espinogre resulta malherido y su sobrino Partinel le promete que dará muerte al señor de Quingragrent. Así lo hace, efectivamente, valiéndose de un engaño. Se dirige al campo de batalla y, tras desnudar a uno de los cadáveres del ejército enemigo, se viste con sus armas y va al encuentro de Goon Desert empuñando una magnífica espada de acero. Pensando que se trata de uno de los suyos, Goon se muestra confiado y avanza sin yelmo y con la cofia desatada. Partinel le asesta un golpe en la cabeza y se la hunde hasta el arzón. Al hacerlo, la espada se parte en dos mitades. Partinel la suelta y regresa al galope junto a su gente, que lo colma de honores por el acto que acaba de cometer. Los hombres de Goon recogen la espada y el cadáver de su señor. Poco tiempo después, una de las hijas de Goon le lleva la espada partida al Rey Pescador, para que él la custodie en su castillo. Precisamente, unir los dos trozos de la espada será una de las pruebas que tenga que superar Perceval en el castillo del Rey Pescador, como prueba de que él es el elegido para llevar a cabo la aventura del Grial. Algún tiempo después, Perceval sale en busca de Partinel con el propósito de combatir contra él y vengar la muerte de Goon Desert. Llega un día al castillo de la Torre Roja. Allí ve el escudo de Partinel colgado de un pino delante de la puerta y un joven sirviente le informa de que en aquel lugar se mantiene una costumbre: todo caballero que, al pasar por delante del castillo, toque el escudo, está obligado a combatir a muerte con Partinel. De este modo, el cruel señor de la Torre Roja ha cortado ya muchas cabezas. Perceval coge el escudo y lo destroza contra el árbol. Partinel sale en seguida para enfrentarse con él. Combaten durante largo rato y finalmente Perceval vence a su oponente. Cuando ya le tiene de rodillas a sus pies, le exige que se declare prisionero si quiere conservar la vida, pero Partinel afirma que prefiere morir a ser prisionero de nadie, de manera que Perceval le corta la cabeza y se la lleva para entregársela al Rey Pescador.