Puente de la Espada
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El Puente de la Espada es el último obstáculo físico que Lanzarote deberá superar para llegar al castillo del rey Baudemagus en el cual se halla encerrada la reina Ginebra, tras haber sido raptada por Meleagant
El Puente de la Espada es el último obstáculo físico que Lanzarote deberá superar para llegar al castillo del rey Baudemagus en el cual se halla encerrada la reina Ginebra, tras haber sido raptada por Meleagant. El puente se encuentra justo delante del castillo, con lo cual el rey y su hijo podrán contemplar perfectamente cómo Lanzarote consigue superarlo. Antes de que Lanzarote llegue al puente, ha quedado claro por las palabras de la doncella que ha descrito —y también el Puente Sumergido— que éste es el más peligroso de los dos, idea confirmada en el momento en que Lanzarote y sus acompañantes llegan a él: construido a partir de dos troncos que sostienen una espada estrecha, larga y cortante; situado sobre un río de aguas turbulentas y negras, que aumentan en gran manera el peligro del puente (el río llega a ser comparado al río del Diablo). Los caballeros que acompañan a Lanzarote creen ver al otro lado del puente dos leones o dos leopardos atados a una grada: a pesar de la incertidumbre, esta visión les atemoriza. Una vez cruzado el puente, sabremos que también Lanzarote había creído ver a las dos fieras, pero en este momento han desaparecido, hecho que Lanzarote comprueba después de mirarse el anillo que lleva en el dedo. El poeta juega, pues, constantemente con la ambigüedad de pensar si los leones eran una visión distorsionada de los protagonistas provocada por el miedo o, al contrario, se trata de animales absolutamente reales que desaparecen gracias al anillo del caballero y por tanto por arte de encantamiento. En cualquier caso, el puente en sí mismo es claramente inusual y así lo pone de manifiesto el poeta haciendo hincapié en su carácter único. De hecho, el Puente de la Espada será el paso final y definitivo para conseguir el objeto buscado por el caballero —la reina—, así como un punto importante en el proceso de intensificación de las aventuras en la novela, provocada por una mayor incidencia de lo maravilloso. El caballero deberá realizar aquí una «muy extraña maravilla» para lograr la superación del puente, desarmándose de pies y manos para atravesar la espada cortante, que le hace brotar la sangre de su cuerpo. En el Lancelot en prosa, donde este puente se denomina también Puente Peligroso, se añade la presencia de un caballero que guarda el puente (primero Acadoes y, a su muerte, el propio Meleagant). Cuando Lanzarote se dispone a pasarlo, desde el castillo le contemplarán no sólo el rey Baudemagus, sino también la reina Ginebra. Los compañeros le preparan para cruzar el puente quitándole los faldones de la cota entre los muslos y cosiéndole las mangas, al tiempo que se las untan con pez caliente para que pueda sujetarse mejor. Así, ante la mirada atenta de Ginebra, Lanzarote atraviesa el puente, sangrando también por todos sus miembros (véase también Puente Sumergido).
Lanc, Char, Char A, Gal, La.
fr.
Pont de l'Épée
en.
Sword Bridge
Textos
Lanc, Char, Char A, Gal, La.
Personajes relacionados
Lanzarote, Ginebra, Baudemagus