Adulterio

Author
Carlos Alvar
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Antes de que la narrativa se impregnara de las doctrinas del amor cortés, la literatura artúrica había hecho del amor adúltero una realidad consustancial a su universo, adoptando la leyenda de Tristán

Antes de que la narrativa se impregnara de las doctrinas del amor cortés, la literatura artúrica había hecho del amor adúltero una realidad consustancial a su universo, adoptando la leyenda de Tristán. En las diferentes versiones de este texto, la pasión que une a los amantes fue juzgada de modo diverso, ya que una versión (denominada versión común) conservaba el carácter fatal de la leyenda primitiva, mientras que otra versión (denominada cortés) ponía de manifiesto la voluntad de acomodar la fábula a las nuevas concepciones amorosas; de tal modo que mientras para Béroul y Eilhart, Tristán e Iseo se veían arrastrados a una relación atormentada por el sentimiento de culpabilidad, el adulterio era en Thomas, como lo había sido para los trovadores, el único marco en que el amor era posible. En consecuencia, las ideas del amor cortés —y con ellas, esta nueva consideración del adulterio— imprimían a la leyenda primitiva un tono completamente distinto, lejos de interpretar el deseo que unía a la pareja como una fuerza ciega, como el resultado del poder extremo de un bebedizo que anulaba su voluntad, dejándoles plena conciencia de culpa. Más adelante, la literatura surgida en el norte de Francia desestimó el principio por el cual sólo las relaciones ilegítimas podían satisfacer el ideal propuesto por la cortesía, de modo que amor, caballería y matrimonio dejaron de ser incompatibles. Esta nueva concepción amorosa encontró en la obra de Chrétien de Troyes una formulación narrativa que resulta evidente en el caso de Erec et Enide, e incluso en Yvain; por ello, se hace difícil interpretar de forma incuestionable el sentido de la relación adúltera que constituye el centro del Chevalier de la Charrette: es posible que se deba contemplar gran parte del relato con un prisma burlesco o irónico. Aunque no de forma unívoca, los amores de Lanzarote y Ginebra fueron interpretados de modo diferente en la Vulgata. El Lancelot en prosa desarrolló ampliamente la relación de ambos, desde su inicio, cuando Lanzarote fue armado caballero. La exposición de los hechos se lleva a cabo de tal manera que el adulterio encuentra justificación en la influencia positiva que Ginebra ejerce sobre Lanzarote y en las virtudes de éste; su fidelidad, a la vez que el comportamiento no siempre leal del rey Arturo hacia Ginebra, mitigaban la culpabilidad del amor. Pese a ello, Lanzarote es castigado con firmeza, pues el relato afirma explícitamente que fue consecuencia de la relación pecaminosa con Ginebra el que no pudiera dar fin a la aventura del Santo Grial, para la que había sido destinado. Con el mismo objeto, una serie de sucesos tienen como finalidad que Ginebra conozca la repercusión que sus faltas tendrán para Lanzarote y que se sienta responsable y sufra por ello, compartiendo así la desgracia que acarrea el amor culpable. Incluso el infortunio que parece perseguir a la reina debe ser entendido como el fruto malogrado de su pasión. La Queste del Saint Graal y la Estoire del Saint Graal reprobaron firmemente lo pecaminoso de tales amores, en consonancia con los principios morales y religiosos que inspiraron a estas dos obras; no obstante, la Queste quiso premiar el arrepentimiento de Lanzarote, concediéndole una fugaz visión del Santo Grial. La Mort Artu puso de manifiesto la falta de firmeza con que Lanzarote había roto sus relaciones con Ginebra, y la dureza con que se trata el pecado es mayor aún: se silencian las circunstancias que en otras obras atenuaban la falta; no tiene cabida la tolerancia, y se provoca el fin del universo artúrico como resultado de la lujuria en general y del adulterio de Lanzarote y Ginebra en concreto.