Hijo del conde de Galvoie; enamorado de Rosete, una doncella fea, y de Onerete. Perceval lo derrota y manda que se entregue junto con Rosete a Arturo, que lo toma como caballero suyo, condición que ostentará en adelante. Caballero de gran belleza, teme las cicatrices en su rostro o quedar imposibilitado por heridas de combate, por lo que cabalga de espaldas y lleva sus armas invertidas, rechazando cualquier lucha. Perceval lo persuade para que monte y luzca su arnés convenientemente, pero no consigue que le ayude cuando en­cuentran a diez caballeros que están quemando vivas a dos doncellas, pues la flagrante desigualdad frena al Bello Malvado. Sin embargo, al ser atacado y herido por uno de los bandidos y al ver manar su propia sangre, se defiende y combate valerosamente. Más adelante, ambos participan juntos en un torneo donde el Bello Malvado demuestra su mérito caballeresco y revela por primera vez su nombre a Perceval, quien se lo cambia por el de Bello Valiente. En una curiosa aventura en un castillo tiene que justar con tres damas disfrazadas de caballeros. Sobre la reticencia del Bello Malvado al ejercicio de la caballería, véase el personaje muy similar del Caballero Cobarde. Véase también Boores el Desterrado.