Arturo
Categoría
Función
Rey de Bretaña. Hijo de Uterpandragón y de Ygerne; fue criado por Antor; se casó con Ginebra la Rubia, que mantuvo una larga relación adúltera con Lanzarote del Lago
Rey de Bretaña. Hijo de Uterpandragón y de Ygerne; fue criado por Antor; se casó con Ginebra la Rubia, que mantuvo una larga relación adúltera con Lanzarote del Lago. La parentela de Arturo es muy abundante y difícil de desenmarañar, pues con el paso del tiempo se van añadiendo nuevos familiares. Tuvo, por lo menos, dos hermanas, Enna (o Morcadés, casada con el rey Loth) y Morgana. De su matrimonio con Ginebra no tuvo hijos, pero fueron hijos ilegítimos suyos, por lo menos: Anir, Loholz y Mordret, aunque éste aparece siempre como sobrino, pues se considera fruto del incesto de Arturo con Morcadés. Eran sobrinos suyos, hijos de su hermana Morcadés: Galván, Agravaín, Gueheriet, Guerrehet, Mordret, Clarisant y Soredamors (las dos últimas son mujeres); también eran sobrinos suyos: Yvaín (hijo de Morgana y Urién) e Ysave (de padres desconocidos, natural de Carahais, madre de Caradoc). Al morir dejó viuda (Ginebra), aunque según se desprende de la obra de Giraldus Cambrensis, Speculum Ecclesiae, Ginebra era la segunda mujer, y según la Tríada 56, Arturo dejó tres viudas, llamadas Ginebra las tres. Su espada se llamaba Escalibor, y se la regaló al mayor de sus sobrinos (Galván). El más antiguo de sus perros (por ser el primero que se cita) era Cabal. Sus caballos reciben el nombre de Passelande («Pasalandas») y Vair de Brevelet. Su escudo se llama Priven, y su lanza, Roit. Uterpandragón estaba enamorado de Ygerne, mujer de su vasallo el duque de Tintagel; como ésta no presta atención a los requerimientos del rey, y el duque se aleja de la corte, Uterpandragón inicia la guerra contra su vasallo. Una noche, Uterpandragón adquiere el aspecto del duque de Tintagel, gracias a la magia de Merlín, entra en el castillo y se acuesta con Ygerne, que concibe a Arturo. Merlín, a cambio del favor, pide a Uterpandragón que le entregue al niño cuando nazca. Así, pasado el tiempo necesario, Merlín se hace cargo del recién nacido y lo da a Antor, para que lo críe su mujer a la vez que cría a su propio hijo, Keu. Arturo y Keu crecen juntos y son educados del mismo modo por Antor, que ignora el origen del niño que le había entregado Merlín. Cuando Arturo está en edad de ser armado caballero, acude con su hermano de leche y con su padre adoptivo a una reunión de nobles, en la que se debe decidir la sucesión de Uterpandragón: el escogido será quien consiga sacar la espada Escalibor de una piedra en la que está clavada; sólo Arturo lo logra, en reiteradas ocasiones. Dado su oscuro origen, gran parte de los nobles se niegan a aceptarlo como rey, y comienza una guerra que ocupará un largo período de la juventud del rey, hasta que consiga imponerse a los nobles rebeldes, gracias al apoyo que le prestan muchos jóvenes, hijos de sus enemigos en algunos casos. La guerra por la reunificación de Bretaña se ve complicada con las invasiones de los Sajones y de los Jayanes; la ayuda que le prestan los jóvenes nobles, algunos caballeros de fama, y sobre todo Merlín, es definitiva para conseguir la paz en su reino. A continuación, ayuda a su vecino, el rey de Carmelida, momento en que conoce a la hija de éste, Ginebra, con la que se casará. Expulsados los invasores y sometidos o apaciguados los rebeldes, los caballeros del rey Arturo viven en medio de la calma, hasta que empiezan a ocurrir hechos extraordinarios vinculados con el Santo Grial, y la corte emprende la búsqueda del vaso maravilloso. Luego, los hechos se precipitan debido a la relación adúltera que se establece entre la reina Ginebra y Lanzarote del Lago, que lleva a la división de la corte en dos grupos, encabezados respectivamente por Galván y Lanzarote, que se enfrentarán en combates armados, con abundantes pérdidas de vidas y el consiguiente debilitamiento del reino. Mientras, Mordret —hijo incestuoso de Arturo—, que está enamorado de Ginebra, ve la ocasión propicia para satisfacer sus deseos en un momento de ausencia del rey y los demás nobles, y la lujuria le lleva a declarar la guerra a Arturo, que acaba de regresar de Gaula con Galván malherido. En el combate final, el rey da muerte a Mordret, aunque queda gravemente herido por éste; en la batalla caen casi todos los caballeros de la Mesa Redonda y se derrumba el esplendor de la corte artúrica. El rey desaparece y es acogido por su hermana Morgana en la isla de Avalón, donde debe ser curado de las heridas. Le sucedió en el trono su primo Costantín (hijo de Cador). En este marco general se incluyen abundantes aventuras y peripecias, procedentes de las más variadas obras, en las que el rey sólo participa de forma indirecta o marginal. Según los textos, Arturo pasa de ser un caudillo militar, a convertirse en modelo de rey feudal, justo y ecuánime, centro de una corte ejemplar, o se transforma en una sombra, sólo necesaria como marido de Ginebra. Históricamente, se suele considerar que fue un caudillo romano, descendiente de romanos o un celta romanizado, de finales del siglo V o comienzos del siglo VI. El nombre de Arturo aparece por primera vez en la Vita Sanctae Columbae (escrita a comienzos del siglo VIII por Adomnan, abad de Hy), en la que la santa predice a Arturius su muerte en combate. Según este texto, era hijo del rey Aedan Mac Gabrain, señor de Dalriada (colonia irlandesa en el sudoeste de Escocia). La batalla tuvo lugar, efectivamente, en Tigernach el año 596. Las alusiones a un personaje llamado de forma similar al héroe, contenidas en distintos textos galeses de los siglos VII y VIII, apenas sirven para atestiguar algo más que la difusión del nombre, pero no aportan datos sobre la personalidad de Arturo. Nennius, historiador galés, que escribió su Historia Brittonum hacia el año 830, considera a Arturo como a un dux bellorum bretón que combatió contra los Sajones en doce batallas, derrotándolos definitivamente en Mons Badonicus (Monte Badón, h. 500), batalla de la que Gildas había dado las primeras noticias en su De excidio Britanniae (h. 560). En el último enfrentamiento con los invasores, Arturo dio muerte con sus propias manos a cerca de un millar de Sajones. Nennius transmite, además, dos curiosas noticias relacionadas con Arturo: la existencia de una piedra con las huellas de las patas de Cabal, perro de Arturo; esta piedra vuelve siempre, y de inmediato, a su lugar de origen, si alguien se la lleva. La otra noticia alude al tamaño de la tumba de Anir, hijo de Arturo: nunca tiene la misma medida, pues puede variar entre los seis y los quince pies. Los Annales Cambriae, de autor anónimo (siglo X), aluden también a la batalla de Monte Badón, situándola hacia el año 516; a la relación de batallas libradas por Arturo, que tienen su origen en Nennius, los Annales Cambriae añaden la de Camlann (h. 537), en la que murieron Arturo y Medrawt (Mordret). Estos datos parecen indicar que la leyenda estaba ya configurada en sus rasgos esenciales en el siglo X. Distintas vidas de santos galeses escritas en latín (como la de S. Carantoc o Carannog, la de S. Cadoc y la de S. Padarn) durante el siglo XI y a comienzos del siglo XII aportan pocos elementos nuevos, pero la presencia de personajes como Cei (Keu) y Bedwir (Beduier) indican que la leyenda va ganando en complejidad. En cualquier caso, los autores de estas vidas de santos muestran cierto desprecio por la figura de Arturo, que queda en evidencia como un bárbaro rústico ante la actitud de los santos. A comienzos del siglo XII, Guillermo de Malmesbury alude a Arturo en su Gesta Regum Anglorum, utilizando datos procedentes —casi en su totalidad— de Nennius, con algunas adiciones tomadas de Gildas; este historiador aprovecha para criticar las fábulas y leyendas que los juglares han construido sobre Arturo. De la primera mitad del siglo XII son también los más antiguos testimonios continentales que se han conservado: por una parte, los relieves de la catedral de Módena (Italia); por otra, los recogidos por Hermann de Laon o de Tournai. En efecto, en la arquivolta de la puerta norte de la catedral de Módena (consagrada el año 1106) hay un relieve que representa el rapto de Ginebra: en un castillo se encuentra la dama custodiada por tres guerreros; fuera, otros caballeros asedian la plaza; los nombres grabados de los personajes permiten la exacta identificación del episodio; allí están: Winlongee (Ginebra), Carado (Caradoc), Burmaltus (Durmart) y Mardoc son los de dentro del castillo; Artus de Bretania, Galvaginus (Galván), Galvarium (Galerón), Che (Keu) e Isdernus (Yder) son los sitiadores que quedan identificados. Los nombres tienen forma bretona, de modo que se debe pensar en una importación directa de la leyenda, más que en la adaptación local o en la difusión a través de Francia y el norte de Italia. Por su parte, Hermann de Laon cuenta, en De Miraculis Sanctae Mariae Laudunensis (escritos h. 1146), que el año 1113 les mostraron a un grupo de canónigos de Laon el trono y el horno del héroe en Devon, y que en Cornualles surgió una pelea como consecuencia de la vehemencia con que un bretón sostuvo que Arturo estaba aún vivo: reyertas surgidas por esas causas eran frecuentes —apostilla el narrador— cuando se encontraban bretones y franceses. Además de la «esperanza bretona» en el regreso de Arturo, la narración de Hermann alude a Arturo como Brittannorum rex: la leyenda sigue ganando en difusión y en complejidad, aunque es posible que Hermann conociera algunos textos surgidos entre el año de los hechos (1113) y el de su relato (h. 1146). Pero es Geoffrey de Monmouth, en la Historia Regum Britanniae (h. 1136), el primero en articular los relatos sobre el rey Arturo de una forma extensa y coherente; para ello recurre a los historiadores que le precedieron y, también, a cuantas narraciones folclóricas tuvo a su alcance; el resultado es una extraordinaria fabulación con aspecto de historia verdadera: Arturo era hijo del rey Uther Pendragón, que gracias a Merlín llegó al lecho de Ygerne de Cornualles tomando el aspecto del marido de la dama. El niño, apenas cumplidos quince años y mediante la intervención de Merlín, es elegido rey; vence a los demás reyes de Bretaña y extiende sus dominios a gran parte del continente. En plena gloria es traicionado por su sobrino Mordret, con el que se enfrenta en varias batallas, dándole muerte finalmente en Camlann; pero el mismo Arturo queda malherido, y es llevado a la isla de Avalón, donde le curarán las heridas. La Historia Regum Britanniae, de Geoffrey de Monmouth, fue vertida por Wace a versos pareados franceses (con el título de Roman de Brut), en 1155. Entre las numerosas adiciones de Wace hay unos cuantos elementos que tendrán gran repercusión en los autores posteriores: la «esperanza de los bretones» en el regreso de Arturo (como ya atestiguaba Hermann de Laon), la invención de la Mesa Redonda, el Bosque de Brocelianda (como morada de Merlín) y, sobre todo, el ambiente cortés en el que se desarrollan la aventuras, característico de la literatura francesa y provenzal de los siglos XII y XIII. La obra de Wace está en la base de los narradores franceses posteriores (Chrétien de Troyes, Robert de Boron, etc.), y su influencia se extenderá también a los autores ingleses gracias a la temprana adaptación realizada por Layamon (principios del siglo XIII). Casi de forma simultánea aparecen relatos extensos en gaélico sobre Arturo: en el Libro Negro de Camarthen (siglo XII, aunque algunas partes del mismo podrían ser del siglo VI) se incluyen dos poemas (el XXII y el XXXI) en los que se alude al héroe y a algunos de sus compañeros (Keu, Beduier, Gereint). Del mismo modo, en el Libro de Taliesin (siglo XIII) hay un poema de fecha más temprana (el XXX, Preiddeu Annwfn 'Trofeo del Otro Mundo') en el que se narra el viaje de Arturo al Más Allá, y las proezas que lleva a cabo. De finales del siglo XI o de comienzos del XII es Culhwch and Olwen (contenido en el Libro Rojo de Hergest y en el Libro Blanco de Rhydderch); posiblemente se trata del más antiguo cuento galés de tema artúrico, y carece de huellas que denoten influjo de la narrativa latina o francesa del momento. En este relato se presenta a Arturo como rey de Bretaña, que ayuda a Culhwch a superar una serie de pruebas para que pueda obtener la mano de Olwen. Las leyendas que surgieron en torno al caudillo alrededor del siglo VI se fueron enriqueciendo con el transcurso del tiempo, pero todo parece indicar que la tradición oral tuvo su mayor florecimiento muy a finales del siglo XI o a comienzos del siglo XII: no se trata ya de cuentos locales, sino que los relatos han ganado en complejidad y se encuentran por lo menos en tres lenguas distintas (gaélico, latín y francés). A partir de este momento, la difusión de los temas será rapidísima y el nacimiento de nuevos relatos no se hará esperar: la «materia» artúrica y la de Bretaña en general crecerá incesantemente y se irá enriqueciendo con nuevas ficciones a lo largo de toda la Edad Media, y aun después.
más
Artor, Artui, Artus, Artuus
fr.
Artu, Artur,
en.
Arthus
Genero
Masculino
Títulos
Don, Sir
País origen
Gran Bretaña
Personajes relacionados
Uterpandragón, Ygerne, Antor, Ginebra, Galván, Jeu
Camelot Project