Hijo del Caballero del Escudo Rojo, a quien Perceval, cuando todavía era un muchacho, mató atravesándole el cuello con un venablo. Clamador busca a Perceval para vengar la muerte de su padre y, con el propósito de obtener noticias acerca del paradero de su enemigo, se dirige a la corte de Arturo. Allí reconoce el escudo que ha traído la Doncella del Carro y que debe ser llevado por Perceval. Clamador decide quedarse a esperarlo. Solicita al rey Arturo que lo arme caballero: cuando toma las armas y las ropas de caballero, toda la corte se queda admirada ante la gran belleza del joven Clamador. Tras una temporada en la corte de Arturo, y ante la tardanza de Perceval, Clamador sale en busca de aventuras con las cuales poner a prueba su recién adquirida caballería. Atraviesa un bosque y llega a la entrada de un desfiladero, donde se encuentra con la Doncella del Carro y sus dos acompañantes, que no se atreven a cruzar el valle, porque temen ser atacadas por el león que guarda el lugar. Ese paso recibe, precisamente, el nombre de Campo del León. Son las tierras de Meliot de Logres, caballero muy cortés, que, en ese momento, se halla ausente, puesto que ha ido a buscar a Galván: para defender sus posesiones de los enemigos, Meliot ha dejado  suelto a su león, que, a diferencia de su amo, es traidor, cruel y horrible, y ataca a todo el que pasa por allí, sea enemigo o no. Clamador decide escoltar a las doncellas y, en cuanto el león los ve aparecer, se lanza sobre el grupo. Clamador combate contra el animal y resulta gravemente herido, pero finalmente consigue matarlo y cortarle la cabeza. Después, él y las doncellas se marchan del lugar y llegan a los pabellones que la Dama de las Tiendas ha montado en una explanada a la espera de Perceval. Clamador es curado de sus heridas; le informan de que Perceval ha de pasar por ese lugar y, además, descubre que la Dama de las tiendas es tía suya. Transcurre algún tiempo y Perceval, que mientras ha matado a Cahot el Rojo, también asimismo tío de Clamador, aparece por fin. Clamador desea combatir con él cuanto antes para vengar las muertes de su padre y su tío, pero la Dama de las Tiendas, que se ha enamorado de Perceval, se lo impide demorando el encuentro. La indignación de Clamador contra su tía no conoce límites. En esto, llega Meliot de Logres reclamando que se le permita enfrentarse con el caballero que mató a su león. Clamador le pide a la dama que le permita vengar sus afrentas antes de dar satisfacción a los deseos de Meliot, pero ella, siempre deseosa de proteger a Perceval, no se lo consiente y así Clamador se ve forzado a combatir primero contra Meliot. En esta lucha, ambos contendientes resultan heridos, aunque la gravedad de Clamador es mayor que la de Meliot. Preocupado por el hecho de que Perceval pueda marcharse antes de que él se haya recuperado, Clamador le pide a la Dama de las Tiendas que lo retenga. Perceval, que no puede entretenerse por más tiempo, promete volver en cuarenta días y deja como rehén a la Doncella del Carro. Sin embargo, cuando regresa para cumplir su promesa y liberar al rehén se encuentra con la Doncella por el camino y se entera de que, como consecuencia de las heridas que recibió en el combate contra Meliot, Clamador ha muerto. Perceval queda así liberado de su compromiso.