Caballero denominado «el Joven», porque su edad no pasa de los veintisiete años. Hijo natural de Claudás de la Tierra Desierta. Se le describe como un hombre alto, delgado y bien proporcionado en todos sus miembros. Tanto amigos como enemigos reconocen su gran proeza y su valor. Apoya a su padre en la guerra que éste mantiene contra el rey Arturo. Claudás le concede el mando de sus huestes después de él mismo. Cuando los de Logres toman el Castillo de Pagón, Claudín dirige el ataque por sorpresa al campamento de los enemigos y se destaca por su arrojo en la lucha. En esta ocasión consigue, casi sin ayuda, matar a muchos y hacer     numerosos prisioneros, con los que regresa al Castillo de Tors, donde le espera su padre. En la primera gran batalla contra las gentes de Arturo, Claudín dirige el último cuerpo del ejército de Claudás, en el que figura el mismo rey. En todo momento, el joven caballero manifiesta un especial afán por proteger a su padre y evitar que muera o caiga prisionero. Por eso, cuando en dicha batalla la situación se vuelve contra ellos, Claudín obliga a Claudás a replegarse con unos cuantos hombres hacia Gaunes y permanece cubriendo la retirada del rey de la Tierra Desierta. Una vez que su padre ya no está presente, Claudín se convierte en el jefe absoluto y, con los refuerzos que le envía Claudás desde Gaunes, consigue salvar la jornada habiendo hecho prisioneros a importantes caballeros de la Mesa Redonda. Después acompaña a su padre cuando, desarmados, se dirigen a pactar treguas con Arturo, en cuya representación actúan Galván y Boores. Finalizada la tregua, tiene lugar una segunda batalla entre los dos ejércitos: Claudín vuelve a destacarse y a medir sus fuerzas con los mejores de la hueste enemiga. Héctor consigue abatirlo y hacerlo prisionero, y Claudás entregará al rey Baudemagus como rescate a cambio de su hijo. Claudín es uno de los caballeros que asisten a la misa que Josefés oficia en Corbenic con el Grial como cáliz. Asimismo actúa como defensor del puente de Bellavista: tras numerosos combates con valientes caballeros, a los que vence siempre, se enfrenta con Galaz y es derrotado. De este modo, Galaz pone fin a la costumbre y Claudín puede abandonar el puente.