Héroe del Mabinogi Culhwch y Olwen. Su padre es Kilydd, hijo del príncipe Kelyddin Wledig, y su madre, Golenddydd, hija de Anllawdd Wledig. Es primo hermano de Arturo. El nombre de Culhwch le es impuesto debido a las circunstancias de su nacimiento. Al quedarse embarazada, su madre se vuelve loca y no recobra el juicio hasta el momento del parto. Durante los nueve meses de la gestación anda vagabundeando por los bosques, sin acercarse nunca a ninguna casa habitada. Al llegar la hora de dar a luz, decide volver a casa, pero en el camino pasa por un lugar donde hay un rebaño de cerdos guardado por un porquerizo; al ver los animales, la reina siente tal terror que le sobreviene el parto y el niño nace allí mismo. Es el porquerizo el que lo lleva a la corte, donde los llaman Culhwch (de «Cul» ‘escondrijo’ y «hwch», ‘cerdo’), porque fue hallado en el revolcadero de los cerdos. Poco tiempo después muere su madre, y su padre se vuelve a casar con la viuda del rey Doged, que también es madre de una hija. Ante la negativa de Culhwch a casarse con su hermanastra, la reina lo convierte en víctima de un maleficio y le vaticina que nunca jamás su costado tocará mujer alguna a no ser ésta la hija del gigante Yspadadden Penkwar, llamada Olwen. Nada más oír su nombre, Culhwch se siente enamorado de ella, sin haberla visto jamás, como por arte de magia. El joven se dirige a la corte de Arturo para pedir ayuda al rey en la búsqueda de Olwen. Arturo organiza una compañía con los mejores caballeros de su mesnada y todos ellos salen, acompañando a Culhwch, hacia el castillo del gigante. Al llegar allí, Culhwch consigue una entrevista clandestina con Olwen y ésta le dice que si quiere conseguirla tendrá que someterse a todas las condiciones que su padre quiera imponerle. El gigante Yspadadden es también víctima de un maleficio: cuando su hija se case, él morirá; por eso pone todos los medios a su alcance para evitar que ningún caballero consiga la mano de Olwen. Así, Culhwch se ve obligado a realizar una serie de pruebas aparentemente imposibles y en las que muchos otros, antes que él, han fracasado. Él, sin embargo, consigue salir con bien de todas ellas, gracias, en gran parte, a la ayuda de los caballeros de Arturo, e Yspadadden no tiene más remedio que entregarle a su hija. Tras ello, Goreu, uno de los enemigos más encarnizados de Yspadadden, le corta la cabeza, cumpliéndose de este modo el maleficio. Finalmente, Culhwch y Olwen se casan.