Nombre de la principal aventura acometida por el Bello Desconocido. A la corte de Arturo llega la doncella Helie, que solicita la ayuda de un caballero para librar a su señora del gran mal que padece dándole el Beso Terrible. El Bello Desconocido, que anteriormente había tomado palabra al rey de que le concediera cualquier don que le pidiese, solicita ser el caballero que acometa la aventura. De este modo sale de la corte detrás de Helie, a la que irá convenciendo de su valor a medida que avancen hacia la Ciudad Devastada, lugar en el que tiene que dar el Beso. Tras numerosas aventuras y duros combates, llegan a su destino. El Bello Desconocido penetra solo en la derruida ciudad hasta llegar a un palacio. Entra en él y se encuentra en medio de una sala. Pronto sale de una habitación oscura un caballero armado que le ataca. No obstante, es el Desconocido quien se impone a su enemigo y le obliga a huir y a refugiarse de nuevo en la habitación de la que había salido. Al cabo de poco rato, otro caballero, que aparece por la puerta de esa misma habitación, se enfrenta con él. Combaten y el Desconocido lo mata. Al tocarlo para comprobar si efectivamente está muerto, el caballero vencido se convierte en un líquido repugnante que humea. Después, la sala queda sumida en la oscuridad y una serpiente horrible, que escupe fuego, sale de un armario y se acerca poco a poco al Bello Desconocido. Éste hace ademán de sacar su espada para defenderse y entonces el animal se inclina ante él como un signo de humildad y sumisión. Esta misma actitud adopta cada vez que el Desconocido intenta levantar la espada en su contra y, al mismo tiempo, continúa acercándose, hasta que se lanza sobre el caballero y lo besa en la boca. Después de esto, la serpiente vuelve al armario y entonces el Bello Desconocido oye una voz que le revela su nombre, Guinglaín, y el de sus padres, Galván y el hada Blancemal. Guinglaín se duerme y cuando despierta es de día y ve junto a él a una hermosa mujer, Rubia Esmerada, la señora de la Ciudad Desierta, que le cuenta la verdad acerca de los dos caballeros con los que había combatido la noche anterior. Se trata de dos magos (véase Mabón) que habían encantado la ciudad y a ella misma convirtiéndola en serpiente. El beso de Guinglaín le había devuelto la forma humana. Rubia Esmerada le ofrece su persona y su reino, y al final del relato, Guinglaín se casa con ella en la corte de Arturo.